Glándulas salivares
Las glándulas salivales son los órganos encargados de la producción de saliva, y su función es esencial para la digestión y el mantenimiento de la salud bucal. Existen tres pares de glándulas salivales mayores: parótidas, submandibulares y sublinguales, además de múltiples glándulas salivales menores dispersas por toda la mucosa oral. Las patologías de estas glándulas pueden ser diversas y afectar a su estructura y función.
1. Sialoadenitis
Es la inflamación de una glándula salival. Puede tener diversas causas infecciosa, obstructiva, autoinmune ,… por lo que mediante la exploración física y la necesidad de pruebas complementarias (tanto radiológicas como en ocasiones biopsia) se podrá determinar la causa para conseguir un tratamiento adecuado.
2. Sialolitiasis
Es la formación de cálculos o piedras (sialolitos) dentro de los conductos salivales, que obstruyen el flujo de saliva. Esto puede causar dolor, hinchazón y episodios de infección secundaria. Las glándulas submandibulares son las más afectadas debido a la composición y el flujo de la saliva que producen. En ocasiones los cálculos pueden ser extraídos sin necesidad de extirpación de la glándula pero en otras es preciso combinarlo con la cirugía glandular.
3. Tumores de las glándulas salivales
Pueden ser benignos o malignos, y se originan en el tejido glandular. Los tumores benignos más frecuentes son: el adenoma pleomorfo (tumor más frecuente, especialmente en la glándula parótida) y el tumor de Warthin (aparece principalmente en fumadores). Los tumores malignos son menos frecuentes, los más comunes son: el carcinoma mucoepidermoide (puede tener un comportamiento variable, desde leve hasta agresivo) y el carcinoma adenoidequístico (puede ser más agresivo y tiende a invadir nervios locales, lo que provoca dolor o parálisis facial).
La patología tumoral suele precisar un tratamiento quirúrgico y en el caso de los tumores malignos en ocasiones asociar tratamientos complementarios con radioterapia y/o radioterapia.
4. Xerostomía o Boca seca
Es la sensación de sequedad bucal, que puede ser causada por una disminución en la producción de saliva. Esta falta de saliva puede aumentar el riesgo de caries, infecciones y problemas digestivos, ya que la saliva tiene funciones protectoras y lubricantes. Puede ser secundaria a: enfermedades autoinmunes (como el síndrome de Sjögren), medicamentos (como antihistamínicos, antidepresivos) o tratamientos oncológicos (radioterapia en cabeza y cuello). Para llegar a saber su causa suele ser necesaria una biopsia de glándula salivar menor del labio.